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Con esta pequeña historia, bueno más bien fábula, tuvimos esta semana un corto pero intensivo curso en como adaptarnos a un mundo de constante cambio y de cómo impedir que esto afecte a nuestra estabilidad y seguridad.
En estos tiempos que corren saber adaptarse a los cambios a dejado de ser un lujo. Hoy en día sea convertido más bien una necesidad de la cual depende en muchos ámbitos nuestra existencia.
Enfocándonos en el libro se trata de un cuento en el cual los personajes son dos ratones (Fisgón y Escurridizo) y dos liputienses (Hem y Haw). Estos tienen su hogar en un laberinto y se pasan todos los días en busca de queso. El laberinto y el queso sirven como metáfora. En este caso el queso es lo que uno desea tener en la vida, ya sea un trabajo, una relación amorosa, dinero, una gran casa, libertad, salud, reconocimiento, etc., y el laberinto representa el tiempo que cada uno dedica a buscar su queso.
Resumiendo brevemente la historia se trata de que los cuatro individuos encuentran, cada uno a su manera, el deposito de Queso Q. Solo que los dos seres actúan de formas muy distintas. Mientras los ratones inician todos los días la búsqueda de nuevo y una vez alcanzado el deposito averiguan el estado del queso, los liputienses, con sus complejos cerebros, deciden tomarse la cosa con más calma e ir cada mañana tranquilamente al deposito de Queso, ya que ahora sabían dónde estaba e imaginaban que allí había suficiente queso para toda la vida.
Pero las cosas cambiaron.
De un día para otro el queso desapareció. Los ratones se dieron cuenta rápido de la situación ya que venían olfateando el cambio hace tiempo, por lo cual se pusieron sin más en marcha para encontrar otro deposito. Sin embargo, para los pequeños hombrecitos la cosas no fue tan fácil de asimilar. Estos se habían encariñado tanto con el queso que su perdida resulto ser traumática. Les llevo un cierto tiempo hasta que por fin Haw tomo las riendas del asusto y decidió aventurarse por el oscuro laberinto para averiguar si podía encontrar otra cámara repleta de queso, dejando atrás a Hem que seguía sin querer asimilar la perdida de su querido Queso Q. En este punto fue cuando se dio cuanta de la necesidad del cambio y de hay sale el pensamiento que escribe en la pared: “Si no cambias, te puedes extinguir”. Este fue el disparo de salía para una larga aventura. Durante la búsqueda, Haw, se da cada vez cuenta de los motivos por los cuales se nos hace a veces tan difícil el hecho de tener que movernos hacia una nueva dirección. Unos de los más importantes son sin duda el temor y las viejas convicciones, lo que se refleja con los pensamientos escritos en la pared del laberinto por Haw: “Cuando dejas atrás tus temores, te sientes libre” y “Las viejas convicciones no conducen al Queso Nuevo”. Estas características son asimismo las que refleja Hem.
Al final y después de una ambiciosa pero dura búsqueda por las entrañas del laberinto, el pequeño hombrecito llamado Haw, se encuentra por fin con el deposito de Queso Nuevo.
¿Qué aprendí yo de esta curiosa fábula? Pues sobre todo que nunca hay que dormirse en los laureles, o más bien, no dormirse en el éxito alcanzado, por que como se suele decir, se suben los escalones paso a paso pero se bajan de dos en dos. Hay que estar siempre al loro para “olfatear” con antelación posibles cambios en nuestro entorno. Pero no se trata simplemente de percibir estos cambios sino también de tener el coraje de cambiar de rumbo, dejando atrás temores y viejas convicciones, es decir, que hay que estar abierto a los cambios, para estar preparado de manera activa cuando sucedan.
Esta siguiente citación de A. J. Cronin refleja muy bien la importancia de que a veces tenemos que cambiar primero nosotros para aceptar el cambio:
La vida no es un pasillo recto y fácil por el que viajamos libres y sin obstáculos, sino un laberinto de pasajes en el que debemos hallar nuestro camino, perdidos y confundidos, una y otra vez atrapados en un callejón sin salida.
Pero, si tenemos fe, Dios siempre nos abrirá una puerta que aunque tal vez no sea la que queríamos, al final será buena para nosotros.
A. J. CRONIN
Finalmente y como me pareció gracioso el pase del cuento a imágenes e incluido en mi entrada de blog de esta semana el enlace de Youtube para el video sobre la historia de estos cuatro personajes, aunque eso no quita que recomienda leer el libro antes de ver simplemente el video y que me parezca más bien un buen complemento a la lectura para poder visualizarlo.
Además de haber hablado sobre el libro “¿Quien se ha llevado mi Queso?”, también hemos visto en unas informativas diapositivas sobre cuales son las fuentes de resistencia al cambio individuales y organizativos.
¿Como podemos gestionar mejor el tiempo y de ese modo evitar o paliar posibles situaciones de estrés?
Para poder contestar a esta misma pregunta, nos dedicamos estos últimos dos días de clase, a intentar comprender modos que mejoren el desarrollo y la eficacia de esta habilidad.
Reiteradamente formamos grupos, a los que se les atribuyo una parte impresa del libro “Gestión del tiempo y del estrés” por la editorial Rookie, para que la leyéramos y pudiéramos explicar en el pleno.
Al grupo del cual yo formaba parte, le fue asignada la delegación, o sea, como se delega de manera efectiva. Revisando el tema destacamos los siguientes puntos que permiten una distribución eficaz de las tareas: - Planificar con antelación, - Definir detalladamente los objetivos a alcanzar, - Instruir de manera concreta, - Establecer fechas de revisión,- Delegar siempre tareas completas, no por partes, - Una vez delegado, apartarse pero sin perder la responsabilidad y por ultimo, no se debe delegar solamente tareas desagradables, o sea, q el subordinado también se pueda lucir.
Por otro lado también hay que tener en cuenta lo que se puede delegar y lo que no. En concreto se debería delegar siempre según del grade de competencias, capacidades y conocimientos de la persona a delegar, pero nunca se debería delegar tareas que estén directamente relacionadas con cuestiones estratégicas con un alta grado de responsabilidad.
Además del tema de la delegación también nos pudimos ponernos al corriente en otras partes del libro, gracias a las breves exposiciones de nuestros compañeros de clase. Estas incluyeron entre otros sobretodo puntos como las interrupciones (las 9 interrupciones que pueden ser causantes de ladrones de tiempo), plan de acciones (este conlleva la importancia de la fijación de objetivos y que hay que ser proactivos antes de reactivos) y la planificación. Pero lo que más impresión me causo sobre todo por su fácil implantación en la vida real fue la matriz de Eisenhower, que sirve de guía para saber organizarse mejor y utilizar nuestro tiempo de manera mas eficaz.
Alta importancia/Baja urgencia = Cumplirlo debidamente cuando llegue el momento (estas son las tareas que se pueden hacer una se hayan delegado las de baja importancia y alta urgencia)
Alta importancia/Baja urgencia = Las tareas con la mayor prioridad y que consecuentemente se tienen que cumplirlas de inmediato.
Baja importancia/Baja urgencia = Estos pueden ser faenas como la comprobación del e-mail o la charla con nuestro compañero de mesa sobre el ultimo fin de semana, o sea, interrupciones.
Baja importancia/Alta urgencia = Suele tratarse de tareas del día al día como por ejemplo llamadas de teléfono, pero que ocupan la mayor de nuestro tiempo, es decir, que son ladrones de tiempo.
En resumida se puede decir que el objetivo que persigue los artículos que pudimos leer y escuchar es el de maximizar los resultados del tiempo dedicado a realizar una actividad.
Según mi punto de vista es imprescindible saber manejar el tiempo dado es se trata de un recurso escaso. El motivo que refuerza esta afirmación es que siempre hay demasiadas tareas que cumplir pero en un tiempo limitado, que normalmente también suele ser demasiado corto.